Quien no haya pasado treinta minutos de su vida guiado por una lentísima y susurrante enfermera jamaiquina octogenaria en un dubitativo tour del ala de maternidad y neonatología de un gigantesco hospital, no ha vivido de verdad.
Quien no haya pasado treinta minutos de su vida guiado por una lentísima y susurrante enfermera jamaiquina octogenaria en un dubitativo tour del ala de maternidad y neonatología de un gigantesco hospital, no ha vivido de verdad.