— Condesa Manola Von Dachshund, nos encontramos nuevamente.
— Así es, Mateo El Grande, así es. Y me temo que es claro que este pasillo no es suficientemente grande para ambos.
— Está usted en lo cierto, mi respetable adversaria. Propongo entonces un certamen para dirimir nuestras diferencias de una vez por todas: quien logre engullir la mayor cantidad de migas rancias, bollitos de pelusa e insectos agonizantes a ser encontrados en el suelo que nos rodea, será proclamado Emperador Absoluto de Toda Superficie Embaldosada.
— Acepto gustosa el desafío. Por favor, aguarde un momento mientras me rasco vigorosamente la oreja y correteo mi propia cola en círculos, a manera de calentamiento precompetitivo.
— Con todo placer. Si no le molesta, aprovecharé mientras tanto para desgraciarme con notable estruendo y luego culparla implícitamente a usted mediante mi expresión facial más dulce e inocente.
— Touchée, astuto pilluelo. Touchée.