Sí, claro que puedo hablar con los fantasmas.
Pero ocurre que los espectros que se ponen en contacto conmigo jamás lo hacen para que pueda revelarle a las autoridades policiales la ubicación exacta de sus cadáveres ocultos, ni me transmiten mensajes de romance eterno para los amores que los sobrevivieron, ni solicitan mi ayuda para poder resolver el problema terrenal que les está impidiendo encaminarse de una vez por todas hacia la luz.
Mis aparecidos son poco más que espíritus aburridos con ganas de charlar. Me cuentan con lujo de detalles acerca de aquellas vacaciones de verano en Mar de las Pampas, veinte años atrás. Tartamudean anécdotas interminables acerca de reñidos partidos de damas chinas o proezas dudosas en una cancha de bochas. Me tienen despierto toda la noche para que les cuente las últimas novedades de sus telenovelas favoritas.
Parece que en vez de un medium a mí me tocó ser un extra small.