Decir que toco el piano sería un insulto totalmente descarado a la música como género en sí. Nunca tomé clases ni leí ningún tipo de libro al respecto, por lo que cultivo un particular estilo neanderthal que se basa en mis escasos conocimientos de teoría musical. Encima, tengo muy mala memoria para recordar los acordes de las canciones, aunque se trate de temas que me gusten muchísimo. Convengamos que el mundo del arte no se perdería absolutamente de nada si se me cayeran mañana mismo los dedos como hojas secas.
Cada vez que el destino tiene la mala idea de sentarme frente a un piano, la primer canción que me viene a la cabeza (y con la que insisto en torturar a quienes tengan la mala fortuna de estar cerca mío en ese momento) es Ain't no sunshine, un celebérrimo tema original de Bill Withers (verdadera leyenda del soul y el R&B) que fue interpretado y reinterpretado por innumerables artistas. Mi versión favorita personal es, por lejos, la que hizo Paul McCartney en el disco Unplugged (The official bootleg), y que hoy se me ocurre traer a este rincón musical. Curiosamente, en este tema McCartney toca la batería y delega la voz principal en el guitarrista (y en ocasiones bajista) de su banda de aquel entonces, el escocés Hamish Stuart.
La letra es simple y a la vez tremendamente genial. Mis tres versos favoritos:
Ain't no sunshine when she's gone
and this house just ain't no home
any time she goes away
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No brilla el sol cuando ella no está
y esta casa simplemente no es un hogar
cada vez que ella se va
Que la disfruten.
Mejores dos segundos®: El "uh uh uh" en falsete antes de que arranque el solo de piano me pone la piel de gallina.