Canción del momento V

Afuera es de noche y llovizna con la misma perezosa intensidad desde hace quién sabe cuántos días. Terminás el trago, inclinando el vaso con la mano derecha mientras con la izquierda llamás al barman para que te sirva otra escasa medida del mismo whisky barato. Tirás la cabeza hacia atrás y cerrás los ojos, disfrutando del ardor que te incendia la garganta, y por primera vez algo te hace prestarle atención a la música que desgranan cuatro tipos desde una esquina oscura del salón. Hay un nosequé dolorosamente familiar en la calidez lustrosa del contrabajo, en la síncopa de ese piano de juguete, en las palabras que el cantante mastica con honestidad descuidada:

Cuántas putas han atravesado esa puerta, / yaciendo a mi lado y trepando a mi mente / y llevándome muy abajo, donde el calor / ampolla la piel de mis pies / y me hace extender las manos y sollozar / por aquellos días en que era puro de corazón / y dormía en paz.

Y en el preciso instante en que empieza ese solo de piano, te estalla el corazón en mil pedazos.


​Hay discos que se queman rápido, en una bengala de colores demasiado brillantes, y dejan un montoncito desabrido de cenizas que uno se apura a barrer bajo la alfombra. Otros, muy pocos, arden firmes y lentos, con la tibieza justa y una mecha eterna, y uno jamás respira demasiado cerca por miedo a apagarlos de un soplido traicionero. Dusk, editado hace ya más de once años por The The, es para mí uno de estos últimos. Y This Is The Night, la canción de hoy, es perfecta muestra de la hermosa melancolía que empapa este disco de punta a punta.

Mejores dos segundos®: Ver un poco más arriba, justo antes de la parte en que un corazón estalla.