Atención: Peligro de sensiblería mayor a la acostumbrada.
Ayer se celebró por estas latitudes una fecha en la que, en medio de pantagruélicas cenas e irresistibles ofertas, la gente hace un balance de las cosas positivas que puedan estar dándose en sus respectivas vidas y agradece a Dios, Alá, Brahma, la Madre Naturaleza, Peperino Pómoro, el éter o lo que se les cante.
Repasando los muchísimos motivos que tengo para estar agradecido, Amor Entintado se entremezcla en los puestos más altos del año, entre otras luminarias como el nacimiento de un hijo, el amor incansable de la Entintada, nuestras respectivas familias y sus saludes varias, los amigos que nunca aflojaron y (una vez más) River Plate campeón. Y no puedo dejar de extender mi infinita gratitud a aquellos que, con mayor o menor regularidad, por obra y gracia de Google o de su propio masoquismo inexplicable, día a día se pegan una vuelta por este rincón, pispeando en silencio o deslizando algún comentario. Son muchas estas caras que jamás vi y manos que nunca estreché para intentar nombrarlas una por una, pero sepan que los aprecio profundamente a todos y su sacrificio no es en vano.
Quedará pesando en cada una de sus conciencias la responsabilidad de que yo siga regurgitando esta caterva de insultos al buen gusto que tengo la desfachatez de llamar blog.