Habíamos tenido algunas pistas y advertencias durante las últimas semanas pero, tras una cordial reunión con las autoridades del jardín maternal al que acude don Mateo Entintado, esta mañana nos llegó la confirmación oficial: desde hoy pasamos a ser conocidos como "los padres del nene que muerde". No está mal el título, eh. Hasta estamos pensando en usarlo para nuestras tarjetas personales.
Quizás lo único positivo del asunto es que, mientras se discutían las estrategias para corregir esta situación tan odontológicamente violenta y peligrosa para sus desolados compañeros de curso, nos vinimos a enterar de que el pequeñuelo (en un admirable despliegue esquizofrénico) resulta ser también un verdadero Don Juan de las salitas y los areneros, capaz de seducir en forma simultánea a varias de sus amiguitas y convencerlas de mantener adorables sesiones de cariño en los rincones.
Así que no se dejen engañar: esas fauces que desgarran sin piedad son también capaces del beso más tierno.