El simple hecho de que escribas en segunda persona, agotando ese remanido recurso del autor dirigiéndose a sí mismo, no te hace en absoluto más interesante. Al contrario, lo único que lográs es dejar en evidencia tu absoluta falta de ideas.
Ahora terminá con este post sin sentido, por favor, que tus lectores seguramente tienen mejores cosas que hacer.