A pesar de su fama legendaria, el Circo de los Hermanos Farfalla no es un éxito comercial ni mucho menos. La única manera de cubrir los costos es que los artistas cumplan también con alguna otra función mucho más administrativa y ordinaria: hay payasos camioneros, trapecistas encargados de limpiar las jaulas y un mago que todas las noches cocina la cena en una olla enorme, como si estuviera preparando una poción secreta.
Relámpago el Increíble Caballo Matemático, naturalmente, es quien lleva adelante la contabilidad de la empresa. El hecho de que no sepa contar más allá del número diez (marcando clop, clop, clop con el casco delantero derecho) no resulta un problema: la cantidad de público en una función jamás superó esa cifra.
(Anteriormente, en esta misma saga: Juntos y bien revueltos - Escape)