Luego de un prolongado período sabático repleto de trabajo (si cabe el contrasentido), este humilde rincón renace, como corresponde, en un refulgente Domingo de Pascua.
Para la ocasión, traemos a su mesa un pequeño paseo fotográfico por el hogar de los bisabuelos de Mateo, un verdadero trozo de historia viva de la bucólica localidad sureña de Turdera.
Un candelabro de peltre y, al fondo, un pasillo de techo muy alto que caminé miles de veces. El pasillo, no el techo.
Creo que jamás vi a esa aguja de la izquierda en otra posición que no fuera marcando Variable. Y supongo que está bien así .
Si se fijan con mucha atención, en uno de los espejos pueden llegar a ver parte del hombro de quien esto escribe. Fascinante, ¿verdad?
Un pequeño cartel de advertencia, por si alguien pensaba que esa puerta llevaba al baño.
No es la Biblioteca de Babel, pero tampoco se queda muy atrás. Arriesgaría que los ejemplares que se ven en esta imagen no llegan al cinco por ciento de lo que hay arrumbado en la habitación.
Me parece que esa carabina no tuvo nada que ver con la suerte de los pobres faisanes en el cuadro de la derecha, pero no podría jurarlo.