Estamos lejos, demasiado lejos de casa. Acá el aire huele diferente y hay animales extraños: moscardones dorados, patos que graznan en escalas pentatónicas y unas lagartijas minúsculas que tienen la costumbre de detenerse en plena carrera y mirarnos intensamente a los ojos, como si supieran. Como si supieran exactamente.