Personal

Casting

Acaba de llegar a nuestras oficinas una pequeña encomienda marcada "Casting", conteniendo una cinta de video y una breve nota escrita a mano. Copiamos ambas a continuación para consideración de la estimable audiencia.

[googlevideo]http://video.google.com/videoplay?docid=-3955072301262034490[/googlevideo]

A quien corresponda:

Por medio de la presente tengo el placer de presentarme para ser considerado para el papel de "Retoño Entintado", que entiendo buscan cubrir a principios de Marzo de 2008. Confío en que la cinta que adjunto será prueba suficiente de mis sobradas capacidades para dicho puesto. Notarán ustedes que suscribo a la tradicional escuela del cine mudo, en la más pura línea de un Chaplin o Keaton. Mi habilidad para la sonrisa (cerca de los 49 segundos en la cinta), la sacada abrupta de lengua (2 minutos 48 segundos) y la elongación con agarre de patita (7 minutos 2 segundos) son sólo una pequeña muestra de mi vasto rango emocional y físico.

Además de mis características actorales, me permito hacerles notar un par de ventajas adicionales que espero me transformen en el candidato ideal para el rol. En primer lugar, es notable mi parecido físico con el joven Mateo Entintado, quien entiendo hará el papel de mi hermano y compañero de tropelías. Asimismo, me encuentro localizado en este momento en una zona muy conveniente para hacerme presente apenas se requieran mis servicios (la panza de Doña Entintada).

Esperando una respuesta afirmativa, saludo a ustedes muy atentamente,

Gonzalo Entintado

Entitadit@ v2.0

Entitadit@ v2.0

Entitadit@ v2.0

Conspiran misteriosos impulsos eléctricos, ondas sonoras y rayos catódicos para devolvernos una imagen sorprendentemente nítida y una serie de datos que memorizamos para luego repartir a diestra y siniestra: 18 milímetros de longitud, 8 semanas de gestación, 180 latidos por minuto.

Amenazada su actual hegemonía como ente central del universo todo, Lord Mateo está tomando la novedad con alarmante naturalidad, en lugar de incendiar un sofá o escaparse de la casa en medio de la noche. Suponemos de que se trata de la proverbial calma que precede a la tormenta.

Hace ya más de tres años y medio, apenas unos días después de haber inaugurado este weblog, los Entintados nos encontrábamos en la misma situación. En aquel momento apenas un puñado de personas, casi todos ellos familia o amigos, conocían la existencia de este espacio. Ese número es hoy bastante más grande, y la mayoría de los comentaristas habituales en estas páginas quizás vivan a miles de kilómetros de donde hoy me siento a escribir estas líneas. Sospecho rostros, edades y tonos de voz, pero es muy probable que mis deducciones sean pura fantasía. No nos conocemos, más allá de lo que podamos adivinar detrás de las palabras en una pantalla. Y sin embargo, uno de los primeros impulsos luego de enterarme de la buena nueva fue el de compartirlo acá.

Por algo será.

Disfraces para Halloween

Sé que al momento de escribir esto todavía faltan varios meses para la celebración de esta fiesta tan tradicional de la Pampa húmeda argentina, pero yo soy un muchacho previsor y ya estoy llevando una lista de potenciales atuendos (junto con algunas notas ad-hoc) para salir de ronda por el barrio en la última noche de Octubre.

  • De matarife arrepentido (delantal manchado, sangre seca bajo las uñas, sollozos incontrolables ante cada bife de chorizo que se cruce en mi camino)
  • De persona afectada con un raro sí­ndrome por el cual nació de 80 años de edad, fue rejuveneciendo con el correr del tiempo y hoy, luego de 49 primaveras, cuenta exactamente con 31 años (llevar en los bolsillos una serie de fotos color sepia de un señor sospechosamente parecido a mi propio abuelo y mostrarlas al grito de "¡miren qué lindo bebé que era!", instalar en mi semblante una complicada mezcla de satisfacción por estar en la flor de la vida luego de tanto tiempo vivido y angustia por conocer el momento preciso en el que moriré)
  • De sátiro obsesionado con las orejas de lóbulos carnosos (ir por la calle pellizcando orejas de extraños con los ojos inyectados en sangre, babear libidinosamente ante ejemplares particularmente rechonchos, evitar ser arrestado)
  • Del hueco en forma de ángulo recto que se forma en la copa de un árbol plantado en una calle por la cual constatemente circulan camiones que lo rozan con sus acoplados (idea consistente, quizás algo difícil de implementar)
  • Del elenco completo de Mary Poppins (alternando rotativamente los personajes cada cinco minutos, con cambio de vestuario incluido)
  • De muchacho que jamás visitó Yakarta, Indonesia (no es necesario ningún tipo de vestimenta especial o modificación en mis costumbres, pero puede ser demasiado similar al disfraz de "muchacho que jamás visitó Nueva Delhi, India" que usé en el 2003)
  • De blogger ocurrente y exitoso (prácticamente descartado: no soy ni por asomo tan buen actor)

Esta lista necesita, a todas luces, ser depurada y aumentada. Los sufridos lectores son bienvenidos a realizar todo tipo de aporte a la causa.

El sentido del miedo

Quienes tengan la cuestionable costumbre de pasar seguido por estas páginas sabrán que no es usual que se dedique un post a recomendar tal o cual cosa, así como así. No porque el gusto de quien esto escribe sea tan exquisito y refinado, ojo, sino porque hay muchos sitios por ahí que lo hacen muchísimo mejor que uno, y entonces para qué agregar ruiditos desafinados a la sinfonía general, ¿no?

Sin embargo, y si me lo permite nuestra amada audiencia, hoy haré una excepción para hablarles de Beinase.

Beinase asegura provenir de otra dimensión. Dice que tiene una misión por cumplir, dictada por las interferencias que se adueñan de cada uno de sus sentidos. Los objetivos no son claros, y vaya uno a saber si quedará algo por desentrañar luego de que nuestro héroe se sumerja en un revoltijo tibio de sangre, lujuria y el más puro horror que jamás se haya destilado. Pero Beinase sabe que no tiene otra opción.

Todo eso es Beinase, pero también se trata de una miniserie ideada y realizada por un grupo de enfermos (en el más maravilloso sentido de la palabra) del cine y la TV, a quienes tengo el desparpajo de llamar amigos. Son cinco capítulos que se podrán ver todos los viernes de Diciembre a la medianoche en el Canal Ciudad Abierta, presente en las grillas de programación de la mayoría de los sistemas de televisión por cable de la Ciudad de Buenos Aires.

Para información más detallada, angustiantes imágenes y trailers de pesadilla, no duden en pasar por el sitio web oficial de Beinase (el sentido del miedo).

Y ahora a templar los nervios, que falta poco. Muy poco.

El jardín entintado

En nuestro jardín, la primavera corre de adelante hacia atrás. Un extraño sujeto de elegantes zapatos lo recorre, documentando cada paso en reversa. Las flores y las aguas son dominio exclusivo de cuadrúpedos salvajes y adorables bañistas. Y por cortesía de cierto tío talentoso y sus secuaces, el aire se llena de una música endiablada, especie de rumbita candombera tangófila, o tango rumbero candombeado, o candombe tanguero rumberístico, como ustedes prefieran.

Ah, ¿no me creen? Fíjense.

[googlevideo]http://video.google.es/videoplay?docid=-5423138210080363267[/googlevideo]

Idilio de primavera

Desde hace ya algunas semanas, el Clan Entintado cuenta con una nueva integrante entre sus filas. Estrellita es su feroz nombre y desde un primer momento se ha empeñado en cumplir con notable ahínco las diferentes tareas que le fueron encomendadas: reducir a jirones babosos cualquier elemento que se encuentre a una distancia no mayor a cincuenta centímetros del suelo, seleccionar siempre un rincón distinto de la casa para transformarlo en su excusado personal y despertar a base de sonoros lengüetazos en el rostro a cualquiera que ose intentar dormir a las cuatro de la mañana.

Don Mateo, lejos de sentirse amenazado por perder el título honorario de "miembro más diminuto de la banda", se dejó contagiar por las brisas primaverales que corren por estas pampas y dedicó todas sus habilidades románticas a ganarse el cariño de la recién llegada (cosa que no le costó demasiado, según comprobarán en las imágenes que aquí ofrecemos).

Besos acolchados

Besos acolchados

Compartiendo siesta

Compartiendo siesta

Así que ya lo saben: tengan mucho cuidado con las andanzas de este temible dúo de malvivientes. Tiemblan Bonnie y Clyde.

Esas pequeñas cosas

Un rato antes de embarcar para volvernos a Buenos Aires me asaltó (como siempre) esa desesperación de no tener nada para leer durante el vuelo, en caso de que no pudiera dormir. Así fue que entré a uno de los varios puestos de libros y revistas que se multiplican en el aeropuerto y pasé a revisar pacientemente la oferta literaria. Me terminé decidiendo por Never let me go (traducida al castellano como Nunca me abandones), la más reciente novela del japonés-británico Kazuo Ishiguro. Ya había disfrutado antes de su estilo sobrio y delicado (casi se diría untable), así que supuse que no podría estar equivocándome demasiado en mi elección.

Portada

Portada

Como también suele ocurrir, no llegué a leer más de un capítulo en el avión antes de caer desmayado por el sueño, despatarrado en alguna pose invariablemente indigna. El pobre libro entró entonces en modo "lectura fuera de período vacacional", en el que apenas puedo encontrar el tiempo para avanzar, con suerte, seis o siete páginas por día. Varios de los volúmenes que en el pasado cayeron en este limbo terminaron siendo abandonados, casi siempre injustamente.

Pero eso no está ocurriendo en este caso, y creo que se debe a circunstancias totalmente ajenas a sus méritos artísticos. No es que la historia no me atrape (de hecho, me resulta bastante entretenida, más allá de un trasfondo argumental algo remanido en estos últimos años), pero lo cierto es que hay pequeños detalles de diseño que están actuando como imanes subconscientes.

Por poner un ejemplo, me atrae muchísimo la tipografía que eligieron. Busqué el nombre en la referencia técnica de las primeras páginas, pero no supe encontrarlo. Es bastante genérica, pero hay ciertos rasgos (la patita alargada de la R mayúscula, las serifas en la y minúscula apuntando todas para el mismo lado) que me resultan fascinantes.

Detalle interno (uno)

Detalle interno (uno)

Pero lo que más me seduce, por lejos, son los minúsculos garabatos antropomórficos que cada tanto marcan algún salto dentro de la narración. Hay varias docenas a lo largo del libro, todos distintos entre sí. No sé todavía si tienen algo que ver con la trama, pero lo cierto es que cada vez que levanto el libro me propongo como meta tácita llegar hasta el próximo dibujito, para quedarme después estudiándolo por un rato, embobado.

Detalle interno (dos)

Detalle interno (dos)

Detalle interno (tres)

Detalle interno (tres)

Detalle interno (cuatro)

Detalle interno (cuatro)

Vaya uno a saber cuántas veces, a lo largo de mi vida, terminé dándole mayor relevancia que la merecida a algo debido a cositas así, tan intrascendentes a primera vista pero planeadas seguramente con gran cuidado.

Al final va a resultar que los especialistas en marketing subliminal tuvieron siempre toda la razón.

Suspensión inanimada

Una de las razones para la relativa quietud en estas páginas (además de la ya acostumbrada vagancia de las musas de su autor, por supuesto) es que el campamento Entintado está en pleno preparativo viajero. Estaremos alejados de nuestros pagos por un par de semanas, en un pequeño periplo que mezclará placer, negocios y actividades sociales en partes más o menos iguales.

Debido a las actuales circunstancias tecnológicamente restrictivas a la hora de abordar vuelos internacionales, por todos harto conocidas, hemos desistido de la idea de llevarnos la computadora portátil. Esta difícil decisión se traduce en una muy baja probabilidad de que este espacio sea actualizado desde allende nuestras fronteras (a diferencia de lo que ocurrió en nuestra aventura mundialista). Aprovecho entonces estas líneas para avisarles de esta breve suspensión y de paso pedirles que nos cuiden el chiringuito: con regar el potus día por medio y cada tanto sacudir las telarañas nos alcanza y sobra.

De todas maneras, para que nuestros habituales lectores no nos extrañen demasiado (larga pausa para carcajadas incontenibles), les dejamos un regalito de despedida ante nuestra breve ausencia. Se trata de una sentida interpretación de la afamada canción "El payaso Plim Plim" a cargo del notorio cantante melódico romántico contemporáneo conocido como Monsieur Mateo, capturada algunas semanas atrás en un íntimo recital en La Maison Tintée:

Nos leemos a la vuelta, mis amigos.

Estrella del camino

La ruta serpentea allá adelante, como una tentadora lengua de pavimento pegajoso. Ronroneando bajo sus dedos, el motor parece rogar por más. En ese preciso instante, un solo bestial de slide derrite los parlantes y hace que Buenos Aires y Detroit se confundan en un mismo ahora. ¿Existe acaso alguna otra opción, excepto cerrar fuerte los ojos, sacudir la cabeza y pisar a fondo el acelerador?

Hoy la noche está, bien literalmente, en pañales.

(Imágenes sin sonido debido a la irremediable ineptitud del camarógrafo)

Reflexión al margen: El video capturado en celular, por pobreza de imagen e implicaciones sentimentales, es sin lugar a dudas el Super-8 de las nuevas generaciones.

Título temporario

Si en este momento me propusieran dedicarme a una tarea que involucre algún tipo de título temporario sobreimpreso en una pantalla de televisión, no lo pensaría dos veces y elegiría ser "enviado especial". Hay tantas connotaciones positivas en cada una de esas dos palabras que resultan simplemente irresistibles.

En primer lugar, ser enviado involucra por definición algún tipo de viaje, y conocer nuevos horizontes o volver a visitar algún punto remoto es siempre enriquecedor. Adicionalmente, el hecho de que allí ocurra algo que provoque la frase "¡Epa! ¡Tenemos que mandar a alguien de inmediato!" significa que uno será testigo de eventos dignos de la atención del gran público.

Existe también un tema directamente relacionado con el ego: si están decidiendo enviarme a mí en lugar de utilizar los servicios de alguien que ya se encuentre en el lugar de marras, con los obvios ahorros que esto significaría, entonces es claro que mis características personales justifican la inversión. Y es ahí donde entra la palabra "especial" en la ecuación: no soy un enviado cualquiera, no señor. Hay algo en mí que me aparta del resto de los mortales. Podrían haber comisionado a otro, pero la magnitud de la ocasión amerita que sea yo quien se ocupe del tema. ¡Abran paso, mediocres, que acá llega el enviado especial!

Sí, ese sería hoy mi sueño, definitivamente. Pero también debo confesar que mi aspiración secreta, mi deseo más íntimo, es tener una larga, fructífera y respetada carrera, para que así algun día, en alguna pantalla, mi nombre se vea engalanado con la credencial efímera más codiciada: "estrella invitada".

Tiernas fauces

Las tiernas fauces de Mateo

Las tiernas fauces de Mateo

Habíamos tenido algunas pistas y advertencias durante las últimas semanas pero, tras una cordial reunión con las autoridades del jardín maternal al que acude don Mateo Entintado, esta mañana nos llegó la confirmación oficial: desde hoy pasamos a ser conocidos como "los padres del nene que muerde". No está mal el título, eh. Hasta estamos pensando en usarlo para nuestras tarjetas personales.

Quizás lo único positivo del asunto es que, mientras se discutían las estrategias para corregir esta situación tan odontológicamente violenta y peligrosa para sus desolados compañeros de curso, nos vinimos a enterar de que el pequeñuelo (en un admirable despliegue esquizofrénico) resulta ser también un verdadero Don Juan de las salitas y los areneros, capaz de seducir en forma simultánea a varias de sus amiguitas y convencerlas de mantener adorables sesiones de cariño en los rincones.

Así que no se dejen engañar: esas fauces que desgarran sin piedad son también capaces del beso más tierno.

Con los ojos abiertos

Interrumpimos la magra programación habitual de estas páginas (o pantallas, mejor dicho) para informarles a los desprevenidos que don Eduardo Abel Gimenez, pope de La Mágica Web, acaba de poner a disposición del público una recopilación de textos de los inicios de su weblog (que más que weblog es un faro) en formato .PDF, llamada Todavía recuerdo la noche en que dormí bien.

Generalmente, cuando se conoce de antemano la calidad de algo (como en este caso), uno suele decir que lo recomienda con los ojos cerrados. Luego de haber pasado un largo rato perdido con todo placer entre esas páginas, puedo asegurar que se los recomiendo con los ojos bien, bien abiertos.

Descartando el oropel

Agobiado por la morisqueta ensayada, el bombardeo mediático, la estructura monstruosa, la proclama bienintencionada y la sonrisa para la foto, uno llega a olvidarse de que una canción como Until the end of the world pueda ser tan retorcidamente enferma, tan cínica, tan oscura y tan, pero tan buena.

U2 en River Plate, 2 de Marzo de 2006

U2 en River Plate, 2 de Marzo de 2006

Pero después uno va y, por suerte, se acuerda.

El edén al este

El Clan Entintado, en una especie de despedida simbólica del verano, decidió pasar un fin de semana largo (inventado) en la hermosa República Oriental que nos mira desde el otro lado del río.

Borracho de hospitalidad charrúa, hago mío el sentimiento expresado por un lector de la Mágica Web en este post. A riesgo cierto de pecar de ignorante generalizador y porteñocéntrico empedernido, la sensación que me asalta cada vez que piso Uruguay es la de estar en una versión alternativa de la Argentina, en la cual todas las esquinas del pasado fueron dobladas de manera algo mejor.

¿Pero acaso puede alguien resistirse a un lugar en el que es imposible decidir si es más hermoso de mañana o de noche?

Punta del Este de día

Punta del Este de día

Punta del Este de noche

Punta del Este de noche

Fue tal la influencia positiva de estas tierras en nuestro espíritu que Don Mateo no cejó un segundo en sus actividades de seducción playera, sin importar que las doncellas a ser cautivadas fueran bastante mayores o simularan no estar interesadas. Al parecer, en las costas uruguayas bastan una cabellera alborotada por el viento y una sonrisa para derribar cualquier barrera. A las pruebas me remito:

Mateo, el seductor playero

Mateo, el seductor playero

Será que soy víctima del Síndrome del Turista, en el que sólo se aprecian las maravillas del lugar visitado y uno es incapaz de notar inconveniente alguno. No lo niego. Pero por lo pronto, yo pienso lucir championes en vez de zapatillas, comer pila de bizcochos en lugar de un montón de facturas, y tomar más refrescos y menos gaseosas. ¿Ta?

Felisa, ¡me vuelo!

Asomando una mano temblorosa desde la parva de trabajo y ocupaciones varias que me sepulta (el 31 de Diciembre parece ser una especie de barrera psicológica para todos los proyectos, que se desesperan por terminar antes de que haya que cambiar de almanaque), me tomo un minuto en estas épocas tan propensas a balances varios para agradecer (y muy en serio) a todos quienes pasan cada tanto por este rincón y dedican algunos instantes a repasar las insistentes gansadas de su seguro servidor.

A riesgo de ahogarlos en almíbar irremediablemente cursi, sepan que cada una de sus visitas se aprecia mucho, y este brindis imaginario con sidra tibia y barata pero bien dulce va por todos ustedes.

Nos seguimos leyendo, entonces, con calendario flamante. No se van a librar tan fácilmente de mí.