Tres

Basta sólo con tres
terrones de azúcar o,
en su defecto, cucarachas.

Los demás podrán cantar en ruso,
leer gruesos manuales de uso,
bordar blusas de lino a oscuras,
comer parfaits y más confituras,
insultar con desdén a los buzos,
pintar óleos de verdes pasturas.

Pero en el fondo todos saben
que basta sólo con tres
cucarachas o, en su defecto,
terrones de azúcar.