Veinticuatro sanjuanes bajo el brazo
y sólo estos dos versos mal armados.
La rima todo estorba y ya cansado
masco adverbios y escupo los pedazos.
Tres años más, tres líneas en mil días,
y el mismo hastío tiñe cada trazo.
No son suaves caricias, son zarpazos,
reflejos de una musa muerta y fría.
El asco y la impaciencia se entreveran
con rictus de pavor en las miradas
de aquellos que estas letras resistieran.
Mas hoy bendigo aún tus carcajadas,
tus guiños y tu afán de primavera
que obligan a parir tanta pavada.