No es necesario hacer un análisis muy profundo para enterarse de que todos aquellos que dejaron una marca en la historia de la humanidad (para bien o para mal) estuvieron guiados y alimentados por grandes pasiones. Me da la sensación de que una persona sin intereses, sin obsesiones, sin pasión, sólo puede aspirar a transcurrir desapercibidamente.
Pero también hay que saber elegir correctamente a qué va a dedicar uno su vida. Y me temo que, considerando mis pasiones (la cría de potus, el macramé, respirar), nadie está hoy planeando la construcción de mi panteón conmemorativo.