Cuando el avión inicia el descenso hacia el aeropuerto de Barajas, la vista que se aprecia es prácticamente idéntica a la que se puede disfrutar al arribar a Lima, San Petersburgo, Jakarta o Don Torcuato.
Bah, la zona del suelo en realidad no tiene nada que ver, pero la ventanilla, el cielo y las nubes... Igualitos, igualitos, ¿no?